Libro “El optimista que hay en ti”
Ser optimista no significa ser inconsciente: significa tener una actitud abierta y esperanzada, tener confianza en uno mismo y tener capacidad de superación. No implica no mirar con los ojos abiertos la realidad, sino enfocarla de forma positiva, calibrarla con serenidad, lógica e introspección. Las personas optimistas tampoco creen ciegamente que las cosa siempre saldrán bien: confían en ello y hacen cuanto esté en sus manos para que así sea, enfrentándose a sus miedos, buscando los caminos adecuados. Ante cada obstáculo, en vez de bloquearse y rendirse, examinan las mejores soluciones, perseveran y, si no logran sus objetivos, no se hunden, sino que analizan, aprenden, buscan alternativas, avanzan. El optimismo es su motor.
El verdadero optimista es:
Racional: a la hora de tomar decisiones, el verdadero optimista no se deja llevar por el puro entusiasmo o por sus sueños, sin pensar en los riesgos ni en las posibles desventajas de sus actos.
Valiente: son plenamente conscientes de que no pueden descartar el fracaso, pero no lo temen; saben que, aunque al final no alcancen su meta, habrán aprendido una valiosa lección.
Perseverante: cuando surgen contratiempos los optimistas, lejos de desanimarse, revisan su enfoque de las circunstancias y de sus propósitos para descubrir vías alternativas, aunque sean mucho más audaces e insólitas que las iniciales.
Creativo: analizan los problemas desde puntos de vista diferentes y descubren caminos, a menudo innovadores, para seguir avanzando hacia sus objetivos.
Sociable: todas las personas, aparte de merecer respeto, constituyen una fuente de saber. Dado que para ellos cualquier experiencia es un aprendizaje que los ayuda a mejorar, entablar relaciones es una valiosa ocasión para conocer ideas y formas de vida diferentes.
Ríe, sonríe y llora: del mismo modo que dan rienda suelta a la alegría, los optimistas se permiten sentir emociones negativas, inevitables a lo largo de la vida. Saben que son pasajeras y, sobre todo, que reprimirlas resulta contraproducentes, pues tienen una función terapéutica; por ejemplo, el llanto nos ayuda a expulsar del cerebro sustancias asociadas al estrés, y sólo liberándolas superamos las circunstancias que las han ocasionado.
Asume sus errores: Cuando cometen un error o sufren un fracaso buscan el origen de estos. Si se encuentra en circunstancias que escapan a su control o responde a errores ajenos, lo aceptarán y seguirán adelante, quizá planteándose nuevos caminos para alcanzar sus objetivos, o tal vez fijándose otros. Si en cambio son ellos quienes se han equivocado, no se castigarán ni caerán en el victimismo o la desesperanza; tomarán nota de la lección aprendida y la tendrán en cuenta para perseverar o enfrentarse a nuevos retos.
Escoge ser positivo: por eso decide enfrentarse a la vida con fortaleza, energía, ilusión. Sabe que quien no se equivoca no aprende, y por tanto asume sin miedo los riesgos que puede implicar cada aventura, cada meta que se fije.
Sabe cuando resignarse a lo inevitable, ya queresulta imposible controlar todos los factores que afectan a nuestra vida, y hay situaciones que no dependen de nosotros, no podemos hacer nada por cambiarlas o evitarlas. Las personas optimistas lo saben y lo aceptan.
Nunca deja de soñar: cuando se cumple un sueño, una persona optimista siempre tiene otros que alcanzar. Cada meta alcanzada es el trampolín hacia nuevos y estimulantes retos que le permitirán circular por caminos inexplorados y enriquecer su visión del mundo.
La motivación
La motivación es, pues, la actitud optimista centrada en una meta concreta.
Todos necesitamos sentirnos motivados para avanzar y mejorar hacia una vida plena.
En nuestro cuerpo cuando nos hemos propuesto un objetivo y vamos avanzando hacia su consecución, nuestro cerebro libera una sustancia llamada dopamina, que nos llena de energía y nos hace sentir bien, aparte regula el humor y la atención. A cada paso que damos metabolizamos esta sustancia, de forma que necesitamos más y eso nos mueve, nos motiva para seguir avanzando.
Robert Gardner y Wallave Lambert nos hablan de dos tipos de motivaciones:
- Motivación instrumental:
- Orientada a tareas o metas específicas.Busca la expansión, el crecimiento y la consecución de dichas metas
- Siempre mira hacia adelante y hacia el exterior
- La persecución de los objetivos es el eje de la vida, por encima de todo
- La rutina es tu peor enemigo, ya que debilita el empuje y el deseo
- Motivación integradora:
- Es la motivación de la permanencia y la estabilidad
- Siempre mira hacia el interior
- El riesgo es su mayor enemigo, incluso puede llegar a paralizarla
Yo también he estado antes en el lugar que estás tu ahora. Cuando empecé con mi sueño de montar mi propia Clínica Médica y era el Director Ejecutivo, no sabía cómo cumplir con mis responsabilidades en el trabajo y estar a la vez presente en casa con mi familia. Sin embargo, después de hacer cambios en mi productividad, establecimiento de objetivos y liderazgo, pude llevar a mi empresa hacia adelante superando una recesión económica en la que estaba inmerso el país y obtener resultados positivos; y todo ello mientras llegaba a casa a tiempo para cenar con mi familia cada noche.
Ahora enseño los mismos principios que ayudaron a mi liderazgo, junto a mi equipo, aquí en CIME Academy.
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Dr. Manuel Rubio Sánchez
Médico Estético