Libro: “Hazlo”
¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?
El libro nos cuenta la historia del presidente de una compañía que hacia tres simples preguntas a un grupo de personas:
1) Pregunta: ¿Quién quiere un cambio?
Respuesta: Todos al unísono levantaron la mano.
2) Pregunta: ¿Quién quiere cambiar?
Respuesta: Nadie levantó la mano.
3) Pregunta: ¿Quién quiere liderar el cambio?
Respuesta: Nadie levantó la mano, es más se, todos se fueron y no quedo nadie.
Y esta anécdota tan simple es la realidad de muchas personas en todos los aspectos de la vida. Muchas veces eso se debe a:
- “El miedo a equivocarse”
Todos hemos trabajado para un jefe o para una empresa en la que una persona que quiso implementar un nuevo sistema o mejorar algo que no estaba del todo bien, pero al ejecutar su plan las cosas salieron no salieron bien y fracasó.
Cuando alguien se atreve a iniciar o cambiar algo en nuestro sistema y fracasa lo más probable es que su jefe le llame la atención, lo humille o incluso corra el riesgo a perder su trabajo. Todo esto por haberse atrevido y haberse equivocado, esto es un circulo vicioso que lleva a todo individuo a reprimir sus ideas y creatividad, y por ende las personas que fueron testigo de este suceso aprenden que si se atreven y se equivocan lo mismo les puede suceder a ellos. Una vez que este sistema se implementa en tu negocio o en tu empresa, o incluso en tu círculo de amigos, es un factor de motivación, pero una motivación oscura que detiene nuestro potencial como individuos, la motivación de no hacer NADA.
- “La epidemia”
Nuestro cerebro está programado desde hace millones de años a tener mecanismos de defensa ante la amenaza del peligro y por ende cuando el cerebro identifica algún tipo de peligro y este se convierte en una sensación de miedo. El miedo está ligado a nuestro cerebro reptiliano y lo que emana esta parte del cerebro son acciones y emociones que se crean automáticamente, sin tener que pensar en ellas. En palabras más simples, es como ir caminando por el bosque y ver un oso de dos metros hacia ti, nuestro cerebro automáticamente activa nuestro sistema de defensa paralizando nuestro cuerpo. Lo mismo sucede cuando se cruza la idea en nuestro cerebro de emprender un proyecto, nuestro cerbero reptiliano se activa y muchas personas se quedan paralizadas frente a la incertidumbre de no saber qué va a pasar y esto pasa porque estamos programados para tener miedo.
Este tipo de acciones se han convertido en un círculo vicioso porque cuando estamos en constante estado de miedo y estrés esto puede causar grandes peligros a nuestra vida, como por ejemplo permanecer en un empleo o trabajo que no te gusta o permanecer en una relación sentimental destructiva por el miedo de volver a empezar, o incluso perder nuestros sueños de infancia porque tratar de lograr esos sueños es demasiado arriesgado.
En el libro “La guerra del arte” de Steven Pressfield el autor llama a esta voz del cerebro reptiliano como “resistencia”. La mayoría de las veces la resistencia es el equivalente a no hacer nada, esta voz inhibe nuestras mejores oportunidades e impide que rompamos modelos y paradigmas ya establecidos. Lo más importante entonces es identificar y reconocer este problema para que podamos luchar contra esa voz que nos impide crecer.
- “Empezar implica y requiere acabar”
Todos conocemos a ese amigo que tiene muchas buenas ideas, que te cuenta una gran cantidad de proyectos y fantasías repletas de posibilidades. Muchas veces la cruda realidad de estas personas es que están tomando nota y ocupadas analizando tantas cosas que al final no inician nada. Y qué pasa cuando les preguntas qué han hecho con todas esas ideas y proyectos. A este tipo de personas les proporciona un gran placer tener la excusa de que toda esa lluvia de ideas los mantiene muy ocupados. El mensaje del libro es muy sencillo: “¡HAZLO!”. Es decir, inicia, porque los peligros de permanecer inmóvil son mucho más grandes. Nuestro sistema está diseñado para premiar la mediocridad y reprimir nuevas ideas, así que ahora que ya hemos identificado y sabemos cual y qué es el motor que alimenta la mediocridad de nuestro sistema, y también de cómo funciona nuestro cerebro al activarse nuestros mecanismos de defensa que fueron heredados por nuestros ancestros hace millones de años; lo único que queda es atreverte a ser diferente porque lo único que puede luchar contra la mediocridad y el miedo al fracaso somos nosotros mismos.
“Hay dos errores que podemos cometer en el camino hacia la verdad, no recorrer todo el camino y no empezar”. Siddharta Gautama
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Dr. Manuel Rubio Sánchez
Médico Estético